Alas sobre Delft

Título:Alas sobre Delft
Autor:Aubrey Flegg
Editorial: Ediciones Oniro
Número de páginas: 208
Precio: 16 euros

Tres siglos de amor, conflicto y aprendizaje que empiezan con la elaboración del retrato de Louise.

Como hija de una acomodada familia holandesa, Louise Eeden sabe que de ella se esperan ciertas cosas. Cuando su padre encarga a un famoso artista pintar su retrato, accede a regañadientes. De algún modo todos creen que está comprometida con Reynier DeVries; es moneda de cambio en un matrimonio que fusionará dos respetados negocios de alfarería.

En el estudio del maestro Haitink y su desgarbado aprendiz, Pieter, Louise descubre, inesperadamente, la libertad de ser ella misma. Su floreciente amistad con Pieter no ha pasado desapercibida. Entre bastidores se va desenredando una red de engaños y traiciones que desemboca en un brutal enfrentamiento.

Y el destino le reserva aún una sorpresa a Louise Eden...

Al principio, el libro no me gustaba. Me resultaba aburrido y cargante, pero terminó por engancharme. Habla mucho sobre la vida en esa época, la religión, la pintura, la obligación que siente Louise al saber que todos esperan que se case con Reynier. El padre de Louise, es el mejor pintor de cerámica de la ciudad, y el padre de Reynier posee el taller de cerámica que más fabrica. Si Reynier y Louise contrajeran matrimonio, los talleres se fusionarian, el DeVries se encargaría de las piezas y el Eeden de decorarlas. Además, es lo que todos esperan de ella. Pero, Reynier no es como parece.

Louise acude a hacerse un retrato y allí, descubre lo que es el arte y se hace amiga de Pieter mientras Reynier está de viaje, dándole tiempo para que acepte su compromiso. Volverá en otoño.

En el libro se va desarrollando una especie de cuenta atrás, en la que se describen los avances del cuadro, como Louise descubre que Pieter, pese a ser un chico desgarbado y torpe, sabe hacer arte con las manos.

Como bien dice la sinopsis hay engaños, mentiras y nadie es como parece. 

Las últimas páginas se leen muy rápido, no puedes esperar a saber como continuará. Pero, cuando todo parece solucionado, pasa algo que  no te esperas. Y ese algo no me gustó. Terminé enfadada. Muy enfadada. No me podía creer lo que había leído. 

Cabe decir que me dejó un regustillo amargo. No acaba, precisamente bien.